Seattle Estudio de caso comunitario - Implementación de la fibra óptica

Cuando Jim Loter se convirtió en director de compromiso digital de Seattle en 2018, la ciudad ya era uno de los centros tecnológicos del país. Tanto Microsoft como Amazon eran famosas por elegir a Seattle como su hogar. El 95% de los hogares de la ciudad tenían acceso a Internet. El estado de Washington disfrutaba de una penetración de la banda ancha superior a la media nacional en general. Sin embargo, en 2023, el 9% de los hogares de todo el estado no disponían de ningún tipo de conexión de banda ancha. Y eran muchos más los que carecían de las ventajas de Internet por fibra óptica.

A pesar del amplio alcance de los sistemas de Internet heredados, la infraestructura digital de Seattle aún no había alcanzado todo su potencial. Casi 44,000 hogares carecían del acceso digital, los dispositivos y las habilidades que necesitaban. Para reforzar su posición como una de las ciudades más conectadas de Estados Unidos, más residentes necesitaban acceso a las velocidades que solo la fibra óptica puede proporcionar. Los proveedores de servicios de Internet (ISP) estaban ansiosos por hacer su contribución a la transformación digital de Seattle, a través de la construcción de sus redes 5G en toda el área metropolitana.

"Eso requería una gran cantidad de fibra óptica y mucha implementación de antenas; mucho más que las generaciones anteriores", explica Loter. En ese momento, implementar líneas de Internet por fibra óptica era un proceso excesivamente complicado:

• Los ISP tenían que obtener la aprobación de diferentes organismos.
• La excavación del pavimento requería un permiso de uso de la vía pública.
• El uso de postes de servicios públicos, cuyo propósito principal es suministrar electricidad, requería un permiso de instalación de postes.
• Si un ISP tenía que instalar Internet por fibra óptica en un edificio histórico, debía pasar por otro complicado proceso de obtención de permisos.

"Había una red de organismos municipales que nunca se habían reunido en torno al tema de la implementación de la banda ancha", recuerda Loter. "Tuvimos que convocar a los responsables de la toma de decisiones de todos los departamentos relacionados con el proceso y convertirnos en el agente aglutinante que mantuviera a todas las partes unidas". Debíamos trabajar juntos para ampliar el acceso a la banda ancha".

Loter y sus colegas también querían asegurarse de que las ventajas de la fibra óptica se extendieran más allá del centro tecnológico de la ciudad. "[Teníamos que mejorar] la experiencia de banda ancha para nuestros ciudadanos", sostiene, "especialmente para quienes vivían en las comunidades desatendidas de las zonas de bajos ingresos".

Lo que siguió fue un proyecto enorme, que ahora permite que las ventajas de Internet por fibra óptica lleguen a la mayor cantidad posible de personas.

El truco estaba en averiguar cómo ampliar el acceso comunitario a Internet sin alterar la vida de la propia comunidad. "Teníamos que lograr un equilibrio entre administrar el derecho de paso del ciudadano", cuenta Loter, "y facilitar a los proveedores la construcción de nuevas infraestructuras digitales". Y ello a pesar de que "otras ciudades concedían franquicias a determinadas empresas y simplemente les permitían salir y hacer lo que quisieran", afirma Loter, y explica que esa no era una opción en Seattle.

Antes de que las industrias de telecomunicaciones empezaran a tender líneas de fibra óptica, los permisos de uso de la vía pública venían con ciertas condiciones. Por ejemplo, si al excavar una calle se destruía o bloqueaba una rampa peatonal, los contratistas tenían que construir una nueva rampa para mantener las normas de accesibilidad.

Loter reconoce que los proveedores de Internet consideran esas restricciones tanto una barrera normativa como un costo añadido. "Nosotros no lo vemos así", sostiene. Tenemos que mantener la esencia que hace que Seattle sea Seattle". La innovación no podía llegar a expensas de la equidad, la habitabilidad o la sostenibilidad.

Gracias en parte a la aceleración de la construcción de líneas de cable de fibra óptica, la Iniciativa Internet for All Seattle (Internet para Todo Seattle) ha logrado mucho más.

• En colaboración con organizaciones como el Local Connectivity Lab de la Universidad de Washington, las escuelas públicas de Seattle llevaron las ventajas de la fibra óptica a los edificios escolares de toda la ciudad.
• Las escuelas públicas de Seattle también aumentaron la calidad del acceso a Internet en los hogares de sus estudiantes, al fomentar hasta 20,000 conexiones a Internet y dispositivos para los ciudadanos desatendidos.
• El Technology Matching Fund de Seattle ofrece subvenciones a organizaciones que proporcionan soluciones comunitarias a residentes desatendidos y atendidos de forma deficiente.

Esther Jang señala que el Local Connectivity Lab tuvo problemas para adquirir emplazamientos celulares para sus redes inalámbricas antes de la expansión de la fibra óptica en Seattle. Sin embargo, a medida que aumentó el acceso a la fibra óptica, eso empezó a cambiar. Ahora, afirma Jang, "existe la posibilidad de utilizar los recursos municipales con los que ya contamos para llevar la conectividad a Internet a los complejos de viviendas de bajos ingresos de toda la ciudad". (Conoce cómo LCL ayudó a conseguirlo en nuestro segundo estudio de caso de la comunidad de Seattle). Cuando los complejos de viviendas de bajos ingresos están más cerca de las líneas de fibra ópticas existentes, su conexión a las unidades individuales resulta mucho más fácil y menos costosa.